La gestión ambiental ha experimentado una evolución significativa en los últimos años en Perú, y su importancia ya no es novedad para los empresarios de los sectores productivos de gran y mediana escala. Esto se debe al fortalecimiento constante de la legislación ambiental en el país, que ha llevado a que los proyectos enfrenten desafíos relacionados con el medio ambiente, incluso pudiendo detenerse o considerarse inviables.
La gestión ambiental ha resultado ser una preocupación y angustia en algunos empresarios, quienes ven en ella un obstáculo para sus proyectos de inversión. Tanto es así, que hace poco se debatía en los medios la controversial propuesta de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo de trasladar el SENACE a la PCM y adscribir al ANA, SERFOR y otros a su rectoría.
¿Por qué de pronto la gestión ambiental tomó tanta importancia que puede incluso sentirse como un obstáculo del desarrollo económico?
Debemos mirarlo en el contexto que dio origen a la legislación actual: El impacto ambiental solía ser una externalidad económica que no se incluía en la estructuración de presupuestos y el costo era asumido y diluido entre los actores afectados por el impacto (Gobiernos locales, comunidades, recursos naturales), más no por los generadores de este. La novedad en la materia no es el costo de la gestión ambiental, sino que ahora los generadores del impacto deben asumir dicho costo, reflejando el principio de la internalización de costos ambiental de la Ley General del Ambiente.
¿Entonces qué hacer? En este nuevo escenario la clave es repensar la forma en que encaramos la formulación de los proyectos de inversión. Ya no se trata solo de cumplir con regulaciones para evitar sanciones o impedir la operatividad. El reto hoy consiste en ir un paso más allá e incorporar la gestión ambiental y la sostenibilidad en todas las esferas del negocio, como una oportunidad para innovar, reducir costos operativos y ganar la confianza de los consumidores que valoran la sostenibilidad.
Las consultoras ambientales desempeñan un papel fundamental en el proceso de gestión ambiental estratégica, ofreciendo asesoramiento personalizado para cumplir con regulaciones y, al mismo tiempo, mejorar el desempeño ambiental, incluyendo la identificación de oportunidades de ahorro de costos, la implementación de tecnologías limpias y el diseño de estrategias de desarrollo a largo plazo.
Además, existen numerosos incentivos y beneficios para quienes adoptan prácticas de gestión ambiental estratégica. En Perú, se han establecido financiamientos de tipo climático y mecanismos financieros que respaldan proyectos sostenibles. Las empresas que invierten en energías limpias, eficiencia energética y reducción de residuos pueden acceder a recursos financieros que les permiten crecer de manera sostenible.
Es hora de ver la gestión ambiental como una aliada en el camino hacia un futuro más sostenible y rentable para los negocios en Perú. La sostenibilidad no es una carga, es la clave para el éxito empresarial en el siglo XXI.
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